Mis iniciales coinciden con las de Alexander Supertramp. Con los años fui percibiendome Super Apple.
Podría frustrar mis esperanzas infantes no encontrarme en la cima del mundo y gritando quien soy.
Lo que debería ser se sustenta en bastantes proyecciones. Y no pretendo vivir del existencialismo, que los diccionarios se encarguen de definirme. En fin.
Soy de esos que crecieron especiales. En realidad, de aquellos que escuchan serlo antes de siquiera descubrirse. Yo solamente estaba creciendo, pero el mundo de los adultos te presiona a ir creyendo.
Y por momentos lo creí. Distintas personas pasaron por mi vida otorgándome ese peso y haciéndome lidiar con la responsabilidad de tener que serlo.
Con el correr de los años, y a medida que pude comprender esa etiqueta, pude entender que se trataba de ellos y no de mi.
En mi vida adulta, puedo ponerme en sus zapatos (bastante incómodos por cierto) y ver pasar centenares de personas monótonas y rígidas una y otra vez, hasta el punto de no percibirlas de manera individual. Hasta que de pronto una de ellas decide no optar por el camino en que van todas, y es en ese momento cuando digo: "Ahí estás, sos especial, sos diferente".
Seguramente el señor o señora especial me sonría, me diga gracias, lo piense un rato o no lo piense nada y siga su camino enfrentándose a la manada. Y ahí es cuando percibo que no es el y su vida, sino que soy yo y la mía. Mis propias experiencias, mi propia realidad y mis decisiones son las que me llevan a vislumbrar al otro de esa manera.
Opto por pensar que estamos muy cegados creyendo que nuestra realidad es LA realidad. Pero si nos detenemos a observar que en otro momento y en otro lugar, miles de personas caminan contra la corriente, veremos que el significado de lo "especial" no difiere de lo "común".
Podés creer serlo, podés querer serlo, podés querer mostrarlo, pero somos millones y millones de seres "especiales", uno al lado del otro ostentando nuestro brillo (ejem!) y lustrandonos por cierto.
Yo decido pensar en la igualdad, y que todo está configurado en base a elecciones. La libertad nos hace iguales, nos hace diferentes al elegir, pero nunca especiales.
El riesgo es creer demasiado, o crecer demasiado.
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